Todo eso nace de la atención y con ese punto de partida, lo demás se vuelve como debe ser, un plácido camino lleno de hojas y nieve, agua y arena, flujos de viento y una taza de té.
El verter del agua que cae en cada vaso de té. El sonido de la llama que calienta el agua. El tenue sonido de las hojas de té extendiéndose al contacto con el agua. El sonido del árbol olvidado afu...