Llegará un momento en nuestra práctica donde la iluminación será tan intensa que cada apego a los accesorios se desvanecerán y descubriremos que verdaderamente no estamos sirviendo té si no parte de nuestra esencia.
Bebiendo té un domingo por la tarde, platicábamos de cosas, riendo por anécdotas remotas, recordando tonterías de la infancia, planeando los sueños de nuestros mundos perfectos. Con cada taza de t...